● Entre ellos nomás ¿Debates o tertulias entre amigos en los medios?

No se puede negar que en Bolivia, como en muchos países del continente, debido a las coyunturas evidentemente distintas a las de otros tiempos, se ha acrecentado considerablemente la polarización del ambiente político repercutiendo la misma casi en todos los niveles y ámbitos de la vida misma de la sociedad como tal. No obstante es penoso ver que casi la totalidad de los medios de comunicación han sucumbido patéticamente ante esta polarización adjuntándose descaradamente (vendiéndose dirían otros) a uno u otro lado de las tendencias de este esquema politizado.

La televisión es el ejemplo más bochornoso de esta realidad, es casi imposible encontrar medios imparciales y profesionalmente adecuados para una coyuntura así. Los informativos siempre envuelven las noticias en un manto sumamente notable de interpretación interesada al lado que le convenga; se utilizan artimañas baratas como informar a medias, preguntar solo a fuentes de su bando, dramatizar lo que perjudique o quitar importancia a lo que ayude al contrincante, informar con justificaciones o críticas conveniencieras, en fin todo en pro de sus tendencias y cero en pro de una comunicación profesional, orientadora, imparcial y confiable.

Pero este artículo quiere resaltar concretamente la desgracia en la que esta situación a sumido a los programas de debate y análisis. Ya quedaron atrás aquellos programas en la que diferentes puntos de vista eran confrontados y debatidos con representantes de todas las tendencias, partes y contrapartes ya no existen. En la mayoría de estos programas aparece cualquier connotado presentador sabelotodo e implacable opinador y crítico de lo que le interese; muchas veces haciendo gala de saber gritar o de saber palabras soeces de manera a veces hasta ridícula (Carlos Valverde, Jorge Melgar, que no me pierda de Santa Cruz y parecidos), pero lo triste no solo esta en el monologo de esta clase de programas, sino en la tendenciosa manera en la que los programas con invitados diseñan sus contenidos y escogen sus participantes. En los programas del canal oficialista por ejemplo no se ve casi nunca un solo debate de partes contrarias, son todos analistas o invitados que redundan en el mundo de maravillas que supuestamente el gobierno anda construyendo con éxito, sería buen que mas que concentrarse en sus maravillas se concentraran en los enormes problemas y errores que nadie puede tapar, por lo menos así ayudarían al gobierno a tomar conciencia y a corregirlos si es verdad la buena voluntad que tanto le achacan al mismo. Pasa exactamente lo mismo en muchos otros programas con tendencia contraria al gobierno, los dizque analistas abundan, y muy sintomáticamente todos de su bando. “Dialogo en panamericana” es ya casi un emblema de este esquema tendencioso, siempre invitan a un par de opinadores contrarios al gobierno que juntamente con el presentador apabullan al único incauto oficialista que invitan como contraparte. Otros prefieren ni siquiera dar ese chance, y se dedican a charlar a gusto con sus invitados enemigos del gobierno tertuliando “entre ellos nomás” quejándose del infierno en el que viven gracias a los narcos, corruptos, incapaces, dictadores y fascistas del gobierno. (Juan Carlos Arana, no mentirás, el pentágono, y muchos otros así)

Seguramente muchos disfrutaran de ver programas así pues escuchan y ven lo que desean escuchar y ver, pero con seguridad el grueso de la población lamenta no encontrar programas que de manera justa, clara y profesional nos muestren debates con las dosis adecuadas de partes y contrapartes. Mientras tanto no nos quedará a todos más que ver las chistosas tertulias que “entre ellos nomás” nos ofrecen a ver si les creemos o simplemente apagamos el receptor.

El pasquinero.

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