● El país de los añoradores del pasado

Seguro que todos en este país hemos escuchado la pesadez de los achaques de los abuelos adorando el pasado y odiando el presente, que lo de antes fue mejor y lo de ahora es peor, sea lo que sea de lo que se trate. Pues sí, ese chíp crítico de los abuelos parece que es el que está de moda en casi todos los bolivianos ahora, y si bien la racionalidad nos dice que el pasado no es más que el conjunto de lecciones y experiencias que nos enseñan a proyectarnos un futuro mejor como personas, sociedad y mundo, hay que reconocer que el pasado involucra cosas positivas susceptibles de mejorarse pero también muchas cosas malas que deberían condenarse y evitarse sin lugar a dudas.

La coyuntura nos muestra de vez en cuando grandes y rimbombantes exponentes de la añoranza por el pasado, el pasquinero menciona algunos ejemplos:

LOS AÑORADORES DE LAS DICTADURAS:
Víctor Hugo Cárdenas (y otros parecidos), a raíz del repudio concensuado de su propia gente en su pueblo natal, ha sociabilizado abundantemente su añoranza por las dictaduras del pasado, estas gentes añoran la represión ordenada y clara, los desaparecidos, las agresiones contundentes y silenciosas sin show en medios de comunicación y otras virtudes de las dictaduras pasadas sin importar que estas sean militares e impuestas por la fuerza y sin un voto de por medio. Para ellos las dictaduras antidemocráticas del pasado son mejores que un gobierno elegido por mas del 50% de votos por el simple hecho de que les duele ser el reciclaje político cada vez más despreciado por la gente. ¿Interés convenenciero, pataleo entre vergüenza propia o simplemente estupidez?, vaya uno a saber.

LOS AÑORADORES DE LA CORRUPCIÓN DE ANTAÑO:
El cinismo descarado es lo que caracteriza a estos añoradores, nótese que todos los criticadores de la corrupción actual son los mismos que antes defendían y disimulaban la corrupción de su misma gente o su gobierno. ADN, MIR, NFR, y cosas parecidas aparecen como ángeles anticorrupción sin memoria propia y con la desfachatez de los discursos anticorrupción empapados del olvido de la basura propia. Ellos añoran la corrupción solemne de su pasado, con explicaciones profesionales y cero acciones dirigidas a su reparación, la preferían así y no como la actual corrupción, escandalosa y con peces gordos en la cárcel. Cosa de locos.

LOS AÑORADORES INGIGENISTAS RADICALES:
Estos sujetos han abanderado al tawantinsuyo como si fuera la panacea de las civilizaciones humanas, ellos no disciernen entre cosas malas y cosas buenas del pasado, no proyectan la poderosa identidad indígena que podría ser forjada con avance evolutivo y progresista a futuro, sino solamente se enceguecen en su visión de una vuelta al pasado sin mejoras ni distinciones de virtudes y defectos. Si por ellos fuera todos deberíamos congelarnos en nuestras folclóricas abarcas, linchar gente sin más trámite moral o ética, y volver a los sacrificios humanos o peor aún al sacrificio de inocentes animales que paradójicamente siguen siendonos fieles a pesar de todo. Salvajismo.
LOS AÑORADORES REPUBLICANOS:
Son los estancados en cuentitos de héroes y descendientes herederos de la libertar del alto Perú, añoran la Sucre de antaño de doctorcitos ahora extinguidos y de capitalía ficticia, la Santa Cruz pueblerina de patrones y cambas pongos (sin collas), las Plazas paceñas de burócratas estatales de copete con esporádicos indígenas de adorno, en fin, son los que se inventaron un país perfecto solo para ellos a partir de 1825 y que ahora creen que todo se cae en pedazos destruyendo su patria negándose a nuevas refundaciones y nuevos actores que no sean ellos o los suyos. Ridiculez.

LOS AÑORADORES DEL PODER:
De éstos sobran en los medios de comunicación. Critican, insultan, inventan, lloran, se quejan, se dicen analistas, etc. Pena y lástima.

Y tú ¿Qué tipo de añorador eres?

El pasquinero-

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